jueves, 23 de abril de 2020

ARCO IRIS EN LOS BALCONES


En estos momentos del COVID-19, puede que sintamos impotencia por lo que está ocurriendo.
O podemos vivir disfrutando, yo salgo cada día a las 20h al balcón y me pongo a bailar, es uno de los buenos momentos. Sé que los vecinos me miran, pero ya no me preocupo por ser juzgada. Yo ya no me preocupo por lo que opinen los demás, sé que ellos viven en su historia y perciben las cosas según sus creencias y hacen juicios por lo que creen que está bien o mal.
Cada uno tiene sus valores, por eso cuando voy a ver a mi madre, por ejemplo y me dice; haces mala cara, llevas el pelo seco, podrías arreglarte más. No me preocupa que ella me vea así, tengo muy claro que es su percepción. Quizá tenga razón, no lo sé, yo me miro al espejo y veo mis ojos, el ser que hay en mi interior y si es verdad me visto según donde voy. Si voy a trabajar, me pongo el uniforme, si voy a pasear el perro y me ensuciare, voy con mayas, depende. Pero me vista de una manera o de otra, siento que la luz, la energía de vida va conmigo.
Otro ejemplo, es por ejemplo mi pareja me dice, no tienes que hacer esto, te puedes hacer daño físicamente. Lo veo como un gesto de amor hacia mí. Aunque me hubiera hecho ilusión hacerlo. O me cuenta historias de su trabajo, en las que desde mi perspectiva, lo veo de otra manera, le escucho y ya está. Si  me pide mi opinión, como sé que si yo estuviera en sus circunstancias físicas y mentales, hubiera hecho lo mismo. Le dijo, que  yo hubiera hecho lo mismo.
Alguno pensara que eso es falso y lo correcto sería decir mi visión al respeto. Pues lo he hecho, muchas veces y he llegado a la conclusión que no puede verlo desde esa perspectiva. Cuando lo he hecho, siempre acaba teniendo la razón. Pongo el ejemplo de mi pareja porque en estos momentos es mi mejor maestro. Me recuerda cada día que yo vivo en mi “mundo” y compartimos la libertad de poder expresarnos y ver las cosas de otro modo.
No vamos a convencernos de cómo cada uno vive sus circunstancias, el verdadero amor es respetar que cada uno tenga su historia, él es el protagonista de su película, yo en su película soy la protagonista secundaria. Él en mi historia es el personaje secundario, aunque tengamos hijos y los queremos mucho, ellos son personajes secundarios de nuestra historia, aunque diéramos nuestras vidas por ellos. Pero mis ojos son los que ven mi  vida, no puedo ponerme ni los ojos, ni las gafas de otro para ver de esa manera.
Por ejemplo, yo como adulta, puedo percibir un suceso familiar de una manera, pero una niña de pongamos cinco años, lo percibe de otra manera. Por mi experiencia puedo pensar como lo ha percibido, pero es una suposición, no tiene por qué ser su realidad.
En el momento que soy consciente de esto, respeto a todos como perciben su momento.
Abrazos de amor!!


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