sábado, 4 de julio de 2020

LA VOZ DE TU ALMA


Lo siguiente es un relato,un trozo de texto de este libro:


Sigo sin imaginarme bien cómo funciona esa relación entre amor y egoísmo en la propia naturaleza del ser humano. ¿Cómo puede ser que podamos ser capaces de amar y de ser egoístas al mismo tiempo? ¿No me podrías aclarar este punto?

Sí, claro. Imagina que el ser humano es como una cebolla, en cuyo corazón está el espíritu que desprende la luz, que es el amor. Este centro emisor de luz se encuentra recubierto por múltiples capas, de manera que cada una de estas capas obstruye el paso de la luz un poco, hasta que la suma de todas las capas juntas impide casi totalmente que la luz salga al exterior. Cada una de esas capas representa una manifestación del egoísmo que hay que ir eliminando progresivamente, para que  finalmente la luz, el amor, brille, se exprese en toda su magnitud. A medida que vamos eliminado capas, la luz (el amor) del interior encuentra menos obstáculos para salir al exterior. Las capas más externas corresponden al egoísmo más primitivo y superficial. Son las capas correspondientes a la vanidad. Las capas intermedias  corresponderían al orgullo y las más internas a la soberbia. 

Cada persona se encuentra en un punto distinto de este proceso. La mayoría de espíritus que habitan la Tierra ha conseguido deshacerse sólo de alguna de las primeras capas.

Otros han conseguido eliminar también algunas de las capas intermedias y unos pocos están en el proceso de eliminación de las capas más profundas del egoísmo.
Aunque este proceso es progresivo y hay espíritus en todos los grados, podemos intentar clasificar los espíritus en tres grandes grupos, según el nivel de eliminación de capas en el que están: Espíritu amable-vanidoso, generoso-orgulloso y amoroso-soberbio.

¿Por qué los calificas con dos adjetivos, uno positivo y otro negativo?
Porque no quiero que en la clasificación quede sólo de manifiesto la parte egoísta del espíritu, sino también reconocer las cualidades que puede desarrollar el espíritu en cada etapa.
El primer adjetivo expresa la cualidad representativa a la que puede llegar el espíritu cuando se esfuerza por desarrollar el amor y la segunda el grado de egoísmo en el que se encuentra. 
El vanidoso puede ser muy amable, el orgulloso muy generoso y el soberbio muy amoroso cuando está dispuesto a vencer su egoísmo y a luchar por los sentimientos. Pero no hay nada de negativo en admitir la existencia del egoísmo en cada uno de nosotros y definir la, para conocerla y poder superarla.
Lo negativo para el espíritu sería no querer reconocer su existencia, no admitir la realidad de que todos tenemos una parte egoísta que debemos eliminar para poder amar  verdaderamente y ser auténtica mente felices.
El no reconocerlo conduce al estancamiento espiritual, porque no se puede superar  aquello que no se admite, al igual que no puede desintoxicarse un  alcohólico que no admite que lo es.

Me parece un libro muy interesante: os lo pasar gratuitamente, por mail: nievesrefus@gmail.com 



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